












Entre los años 1915 y 1941, mi abuelo Pedro Tomás Hernández Redondo (1895-1943), adelantado neófilo de la tecnología, se dedicó a fotografiar todo lo que se movía y todos los lugares que visitaba, entre sus viajes con la universidad y eventos sociales, dejando una interesante colección de imágenes de la primera mitad del siglo XX a través de su cámara portátil, recuperadas para la familia gracias a mi primo Luis García Hernández y Picasaweb.Un Hernández

